martes, 12 de julio de 2016

LA EDUCACION PROHIBIDA

Empezaba (casi) bien: “Esta película es el resumen de un aprendizaje que continúa permanentemente y bajo ningún concepto debe entenderse como concluyente en absoluto”. Pero intuía sombras porque las palabras “concluyente” y “aprendizaje” no mezclan bien, agua y aceite. Quizá por eso procuré que mis notas durante el visionado se ciñeran en lo posible al contenido.
Este proyecto me interesaba especialmente por varios motivos: por la luz que puede arrojar el hecho de asomarse al conocimiento de una práctica diferente, por el potencial de difusión del audiovisual, y por el modelo colaborativo de su desarrollo. Pero, sobre todo, por lo que podría aportar en torno a la metacognición  en la reflexión sobre el aprendizaje , es decir, saber evaluar:
… en la construcción de conocimiento las personas usan «marcadores epistemológicos». Saben cuándo están generando hipótesis, cuándo necesitan comprender algo, cuándo se enfrentan a información nueva, cuándo llevan demasiado tiempo sólo leyendo pero no reflexionando, etc. Tienen su propio metadiscurso de construcción de conocimiento y son, por tanto, capaces de evaluar no sólo lo que saben sino el conocimiento que ha construido su comunidad.
Había visto el trailer y poco más. Quería ver la película documental sin ideas preconcebidas porque daba por sentado dos cosas: que casi dos horas y media es tiempo suficiente para enfocar y contextualizar un buen contenido y  que, hablando de propuestas diferentes, sería un magnífico espacio para mi propia reflexión. Pero no fue así, no al menos en el sentido que esperaba.

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